29. El foso de las ranas. Una historia para aprender.

El foso de las ranas

El foso de las ranas, una historia para aprender a ser mejores maestros, mejores educadores y docentes comprometidos con la educación.

 

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Un grupo de ranas, viajaba por su habitual pantano, comentando y hablando de todas las aventuras que habían tenido que pasar para sobrevivir durante el día. De repente, tres de las ranas sin percatarse, cayeron en un foso profundo. Todas las ranas corrieron en su auxilio, pero se dieron cuenta de lo profundo que se encontraban y de lo resbaloso que iba a ser trepar para poder escapar, de allí no saldrían nunca.

Las ranas empezaron a comentar entre ellas lo difícil que sería salir de ese foso, daban a sus amigas por muertas. Mientras tanto las tres ranas en el fondo intentaban saltar, con gran esfuerzo, pero cada vez que avanzaban, el suelo liso les impedía poder trepar y escapar del foso.

Las ranas continuaron de forma incesante trepando, gastando toda su energía, pero todo fue en vano. Ninguna de las tres podía alcanzar la salida del foso. Mientras tanto sus compañeras seguían hablando afuera de lo difícil que sería escapar, de la pérdida de tiempo que era esperar a que sobrevivieran y daban por sentando que nunca lograrían escapar.

Dos de las ranas, en el foso, luego de intentar y de escuchar a sus otras compañeras se desplomaron en el suelo, decidas a quedarse atrás del grupo y morir abandonadas. Pero una de las ranas, de carácter fuerte y con gran fuerza aún seguía intentándolo, nunca se dio por vencida.

Sus compañeras fuera del foso, habían decido seguir adelante y olvidar a sus amigas dispuestas a morir. Sin embargo, luego de un gran silencio, y con un gran salto, lograron ver como una de sus compañeras, salía del foso, agotada y cansada, pero sana y salva.

Las ranas asombradas, acudieron rápidamente a donde aquella que había salido del foso, y le preguntaron: ¿Qué has hecho? ¿Cómo has escapado?  Y la rana orgullosa, siguió su camino sin dirigir ninguna palabra a sus compañeras.

Orgullosa! Grosera! Apática! Le gritaron todas las demás, sin embargo, el croar de la mas anciana de las ranas se dispuso a comentar: “No se han dado cuenta que ha podido escapar del foso, por que era una de las pocas ranas sordas, sus otras dos compañeras han desfallecido en el foso, sólo por los comentarios que ustedes han hecho sobre lo difícil que era escapar”.

 

El foso de las ranas

Aprendemos con historias:

La rana sorda al no escuchar a sus compañeras, nunca se dio por vencida, se esforzaba más para salir del hoyo, al dejar atrás las palabras de desaliento y los comentarios se volvió más fuerte y salvó su vida.

 

Reflexionemos sobre “el foso de las ranas”

En muchas ocasiones los maestros, educadores, docentes y personas que consagran su vida a la educación, pueden estar rodeados de ambientes tóxicos, que no cooperan para el fortalecimiento de la labor docente, sino que, por el contrario empujan, agotan y desgastan la vocación.

Siempre encontraremos situaciones en donde la perspectiva negativa abunda, y la tristeza desmotiva las buenas acciones, las ganas de emprender una nueva estrategia pedagógica, o de experimentar nuevas tendencias educativas.

Saber escuchar, filtrar los mensajes positivos y negativos de nuestra vocación, es importante a la hora de plantearnos dejar atrás algunas estrategias. Si bien puede que el cambio cueste, pero la mejora y la evaluación continua de todas nuestras labores marca el rumbo que debemos tomar a la hora de impartir nuestras clases.

El ambiente de aula debe garantizar un feliz aprendizaje de cada uno de nuestros estudiantes, dicho ambiente está dinamizado por el maestro, las didácticas y los saberes propios que se imparten.

 

dinámica en la escuela

La dinámica de la escuela.

La dinámica con nuestros colegas maestros, debe buscar el trabajo cooperativo, colaborativo, en donde la interdisciplinariedad pueda hacer su aparición de forma natural, y no de manera abrupta y disruptiva. Siempre un equipo de trabajo ameno, alegre, amable y empático puede mejorar las dinámicas al interior de la escuela, del establecimiento educativo.

Si las ranas hablan de más, ignorar es la estrategia. Aunque siempre debemos andar cautos cuando no conozcamos el camino que iniciamos. Cuando intentemos innovar en el aula, debemos llevar registros, datos, analizar de forma razonable cada aspecto de nuestra nueva iniciativa y poder tomar decisiones cuando la estrategia lo necesite.

La escuela no es un foso profundo, en donde cada maestro intenta salvarse como pueda, en donde cada rana genera su propia estrategia. En una escuela centrada en el ser humano, los maestros construirían un grupo de trabajo fuerte, empático, crítico y razonable, para contribuir al crecimiento y desarrollo de cada una de las personas al interior de la comunidad educativa.

Recordemos que al interior de la comunidad educativa, cada acción constituye un aprendizaje nuevo, un reconocimiento entre pares, un desarrollo constante en un ciclo reiterativo de enseñanza y aprendizaje. Solo aprende el que se esfuerza por enseñar, y aprende de manera auténtica cuando aprende de los que enseña.

mejor feliz

Conclusiones

  • Un ambiente de trabajo agradable es fundamental para el maestro.
  • Aislarse de los ambientes tóxicos o fútiles.
  • El trabajo en equipo constituye la base de cualquier comunidad educativa.
  • Hacer caso omiso a comentarios improductivos.

 

Para cuestionarse

  • ¿Trabajas en un ambiente tóxico?
  • ¿Alguna vez has contribuido a generar ese ambiente tóxico en tu lugar de trabajo?
  • ¿Haces parte de las ranas que se encuentran en el foso?
  • ¿En cuál experiencia de vida te sentiste como la rana que logro salir del foso?

 

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